Recensión de "Cada Hombre es un filósofo" de Burggraf
Así se titula el libro de la doctora en filosofía Jutta Burggraf.
Es un librito pequeño pero con una gran cantidad de ideas que lo ponen a uno a reflexionar, en lo personal, del desperdicio de mente que tiene uno por una sociedad tan superficial.
En el caso mío, que vivo en una democracia, y este es el caso para la mayoría de países en el mundo, tenemos la idea de que pensamos libremente o por cuenta propia. Eso es lo que decimos. Pero si meditamos un poco al respecto, vemos como en realidad nuestra sociedad "libre" es igual o peor que vivir en el totalitarismo con censura. Burggraf dice que no hay coerción sino una blanda persuasión. Lo que una persona "sabe" es lo que sale en el televisor. Tan limitado todo. Estamos acostumbrados a repetir lo que dicen los periódicos y todo el resto de los medios de comunicación. ¿Qué es lo que repetimos? Es común oír a alguien decir que "es una persona que se informa", que lee todos los días los periódicos del país y que no se pierde las noticias de las 7. ¿Qué es ser una persona que se informa?, ¿De qué es que se informa? ¿Información relevante o de puro amarillismo, y escándalos? Al fin y al cabo, supongamos que escuchamos un argumento un tanto interesante y persuasivo que nos convence, desde ese momento esa es mi opinión y paso a repetirla a todo el mundo. La sociedad donde todo se ve con normalidad y existe el término "opinión publica" no ayuda en lo absoluto. Ahora bien, meditemos al respecto: ¿somos libres para pensar por cuenta propia? El filosofar es exigente y todo lo demás es el camino fácil.
Cada hombre es un filósofo pero no todos lo ejercen. Eso es lo que nos diferencia de los animales: nos preguntamos por qué existimos, para donde voy y de donde vengo, etc... En nuestra sociedad puedo decir que existen varios animalitos y pocos hombres lamentablemente. Si yo no medito el por qué estoy aquí y quien soy o quien quiero ser; si soy el que me levanto voy a trabajar, regreso, veo las noticias, ceno y me duermo, lo que soy es un desperdicio de humano. Estoy ejerciendo mis cualidades de animal pero no de ser racional. Debo de ser que eso se llama un fracaso de su existencia.
Y es que claro, en el mundo acelerado que vivimos es comprensible fallar de no ser filósofo. Es muy fácil dejarse llevar, además de que hay cientos de factores que nos impiden meditar un poco al respecto. A veces no tenemos la suficiente calma por la vida a 100 km/h que vivimos, hay otros que no tiene lo que llaman los filósofos el ocio creativo para hacerlos. Esto quiere decir, que por ejemplo soy pobre y me tengo que preocupar por alimentarme y alimentar a mi familia; no tengo el tiempo para preguntarme de donde vendrá la tierra. En eso tengo empatía y comprendo que la vida que afortunadamente tengo, no todos la tienen.
Además, las influencias negativas que existen turbian el poder filosofar. Veamos de nuevo los medios de comunicación: películas de matar o destruir carros (típicos temas de desarrollo en Hollywood), revistas de como bajar de peso en 10 pasos, páginas webs sin contenido en lo absoluto (al 2003 hay 260 millones de páginas pornográficas en Internet). Es poco realista que alguien no llegue a ser absorbido al menos una vez en el materialismo que nos ofrecen todos los días. Y mencionemos el hecho que la información que recibimos a diario es en cantidades exorbitantes. ¿Cuánto de toda esta información podemos asimilar? Lo que ocurre generalmente es que se conoce de todo pero por encimita nada más. Esto lo conocemos como la superficialidad impulsada por el consumismo y los medios de comunicación a masas.
Hasta ahora, todo lo relatado suena un poco deprimente pero no es así. Burggraff plantea las actitudes básicas de la filosofía y no son nada complejas.
La autora inicia con desprenderse de lo cotidiano. Esto no es aislarse si no más bien oponerse a ese utilitarismo del mundo laboral. No seamos parte del montón, no nos "comercialicemos".
Como segundo punto, hay que fomentar la admiración. Detengámonos y veamos al rededor. Considero como el mejor ejemplo el de un niño en la edad que pregunta por todo. El niño siente una admiración, natural del ser humano a todo lo que lo rodea. Es después que crecemos que ya no nos sorprende la lluvia en una tarde o un arcoíris. Hay que recuperar ese asombro.
Tercer punto: No tener prejuicios. Sin tabúes, sin temas que no tocar. Claro está, hay que saber te todo un poco para cumplir esto, pero no ser ignorante y caer en ridículo. Esto es abrir los horizontes para encontrar el conocimiento.
Como cuarto punto es tener independencia de los propios juicios y reflexiones. Hay que ser libres de pensamiento y no todo lo que se oye es "santa palabra". Todo tema es refutable y se siente las herramientas para hacerlo.
Por último punto, el adquirir humildad intelectual. Nadie lo sabe todo. Sócrates dijo que lo uno que sabía es que no sabía nada. Una frase además que llamó mucho la atención es que Sócrates dijo fue que él nunca fue profesor de nadie. No existen las clases de los que saben y los que no saben. Todos aprendemos de todos.
Cabe agregar que en lo personal, considero que un punto adicional se debería agregar que es el escuchar más que hablar. El arte de poder comprender lo que nos rodea es escuchar a todos antes de decir o llegar uno a cualquier conclusión. Todos tiene mucho que aportar y siempre algo se aprende de cualquiera: sea rico, pobre, educado, no educado...
Pero consideren todo lo dicho, no todo está perdido. Si uno se está planteando preguntas es el signo que no quieren ser solo animalitos. Están en cada uno lo que uno quiere ser y para donde quiere llegar.
La ignorancia, en la mayoría de los casos, es evitable y solo con voluntad se puede lograr.
¡Saludos!
¡Hasta otro momento!

Jaime y la civetta
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